30 de noviembre de 2009

#No quiero pasarme la vida extrañándote.

Hoy le digo adiós a la felicidad. La siento escurrirse de mis manos, la siento alejarse de mi corazón. Le abrí la puerta y la despedí de mi vida, sin ninguna razón lógica ni de beneficio para nadie.

Hace unos minutos me despedí del amor. Le hizo daño al vacío y la melancolía se sintió incómoda con su presencia. La soledad la barrió de la casa y dejó todo como antes: un desastre total.

Hoy tengo la pena de saber que he cometido un error grave, del que me arrepentiré siempre, del que sabré que yo dejé ir.

20 de noviembre de 2009

El punto negro allá abajo

Cien pájaros rumbo a sus nidos, listos para dormitar, miran a una chica entre la gente, apenas un punto negro en la distancia. La chica pretende sonreír porque siente que el corazón bombea demasiada sangre. Las manos le sudan y no lo puede controlar. Intenta distraerse y parecer normal, pero los pies la traicionan y no se puede quedar en paz. Los ojos café se mueven de aquí para allá hurgando el paisaje. Quizá haya otra alma en pena sintiendo el mismo aire pesado y tibio que esté apunto de cambiar el curso de aquella celebración poco convencional.

10 de noviembre de 2009

D. F., lindo y querido

He intentado pensar que esto es pasajero, que pronto vendrán mis días de rutina amada, porque lo que más extraño es mi rutina. Extraño hacer ejercicio todas las noches. Ir al spinnig, o salir a correr. Sentir el aire fresco golpear mi cara en el Rodríguez. Comer un plato enorme de frutas para el desayuno, los sadwiches ultra mega nutritivos con pan de granos y rebanadas grandes, y el té de todos los días y la ensalada deliciosa de Coyoacán después de trabajar.

Todos esos deseos de ser vegetariana y llevar una vida sana se han desvanecido. Sin tiempo o un lugar agradable para hacer ejercicio, sin lugares con ensaladas o comida orgánica (parece que no ha llegado la moda verde a Medellín), no más salidas a comprar ropa nueva, ni Starbucks, ni pelis de la cineteca o salidas a La Condesa, no más desayunos mega nutritivos ni Velódromo Hermanos Rodriguez, ni música jazz, ni las visitas a la Vasconcelos o Gandhi, El Sótano o Coyo, no más Once TV, ni La Dichosa Palabra.

Cuándo regresarán las noches de palomitas caseras y Dr. House. Los martes de Blockbuster, y los esquites con chipotle, las tardes del domingo frente a la puesta de sol, las tortas de tamal, las charlas de sobre mesa, los sábados con los chicos de la iglesia y nuestras salidas al cine los sábados por la noche. Las tardes de sábado en el sillón de casa escuchándo a Chucho.

9 de noviembre de 2009

Una cosa atorada en medio del corazón

Tengo atorada en el alma un sentimiento de haber cometido un grave error. El miedo a perder algo que aun no tengo. ¿Te ha pasado? ¿Qué has hecho?

4 de noviembre de 2009

3 de noviembre de 2009

Ahhhhhhhh

Qué emoción.
Ya no me cabe.
Siento que voy a explotar.
Un «deje así», un «qué bacano».
Ahora comienza la cuenta regresiva:
9...

Qué emoción.
Sube y baja,
baja y sube.
Se acelera el corazón
y parece que esto no podía ser verdad.

¿Qué hago con tanto por dentro?
Es mucho, es demasiado para una sola persona,
siento que soy feliz.

1 de noviembre de 2009

La ventana

En estos momentos puedo presenciar la escena más melancólica de este día. Me encuentro en la biblioteca sentada frente al ordenador. Estoy de frente a los ventanales que dan a la entrada principal de la universidad. Unos autobuses están a punto de partir, cargados de muchachos que se dirigen a vender libros a Ecuador. Las ventanas se abarrotaron de gente despidiéndose de esos que están por marchar.

Ha pasado como media hora y quedó pegado al vidrio un señor. Observa fijamente pensando quién sabe qué cosas. No sé cómo mira porque solamente le veo la espalda, pero me pregunto si son recuerdos o es melancolía, si se trata solamete de observar el panorama o esta escena estimula su imaginación.

Me gusta verlo allí, de pie frente a la ventana, con un brazo recargado y el otro en el bolsillo del pantalón. Cuando se marche solamente quedará el vacío, el rastro de que nadie ha estado allí. Es quizá, en mi mente y aquí, donde se guardará el momento que el tiempo no tardará en borrar.