17 de mayo de 2011

Corazón para crear nuevas conexiones sociales

Quisiera tener un nuevo corazón para comenzar mis días con una nueva vida. Corazón nuevo para olvidar los sentimientos de odio y tristeza que trajo el día del ayer. Un nuevo corazón que me permita saludar a todos con alegría sincera cada mañana en la casa, en el trabajo e incluso en la calle, con los extraños con los que uno se topa cada día.

Un corazón nuevo para olvidar el desgaste de las relaciones con mi familia, amigos, compañeros de trabajo y clase, hermanos de la iglesia y relaciones esporádicas con las que uno entabla conversación raramente. Si pudiera reemplazar este corazón y olvidar los resentimientos almacenados de una vida que no perdona ni olvida porque ha callado e ignorado situaciones que no vale la pena aclarar. Ya sea porque el momento no lo ameritaba o porque es mil veces mejor ignorar y seguir adelante que abrir viejas heridas que le duelen al orgullo.

¡Qué fantástico seria poder encontrar corazones de repuesto en el centro comercial! Cuando el corazón estuviera suficientemente traqueteado, podría uno ir por uno nuevo y comenzar a vivir como un recién nacido, con una nueva página en blanco que escribir. Borrón y cuenta nueva. Espero que Dios se refiera a eso cuando dice: “Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne”. Si no ahora, al menos en el cielo. Porque a mí me hace falta uno nuevo, que me permita respirar tranquila, sin tanto pesar y odio acumulado.

Me urge, requiero con ansia desmedida, con el dolor que me provoca mi incapacidad para recuperarme, un corazón que me ayude a sanar mi relación con aquellos a quienes amo tanto pero que la convivencia diaria ha ido deteriorardo.

8 de mayo de 2011

No te estoy extrañando

No te extraño ya. No recuerdo tu sonrisa limpia y ligera que contagiaba con solo verla asomarse entre tus mejillas. Ya no me hace falta escucharla, ni verla, ni siquiera recordarla. Ya no me duele saberte a kilómetros de distancia, que hacen a nuestros cuerpos mortales; que hacían de nuestros recuerdos memorias de personas muertas.

Afuera hace calor y la tarde es tibia, y ya no pienso en las calles húmedas que esas noches nos refugiaron uno en el otro. No te extraño, creo que al fin entendí que no necesito que tu mano tome con decisión la mía y me guíe por la vida. No necesito pensar más en tu corazón latir con fuerza junto a mi cuerpo porque el mundo éramos nosotros dos. No más caricias que luego tendré que extrañar.

Te digo que no te estoy extrañando.

4 de mayo de 2011

Más

Resultó que Dios fue benigno y me regaló la oportunidad de conocerte. Nos reunimos con el pretexto encubierto. No tomé café como lo había planeado pero sí hubo una plática amena e interesante. No sé si los que estaban en las otras mesas o si los meseros percibieron una luz saliendo de nuestros cuerpos, porque la verdad no me detuve a descubrirlo, pero tampoco sentí esa conexión que había soñado. El momento llegó y dudé si sentías esas mariposas en el estómago diciendo que aún no era tiempo, pero si acaso yo las sentí tampoco las dejé andar volando en mi vientre. Solo sé que me quedé con ganas de más.