Como una adolescente
al filo de la muerte
porque no hay nada más especial
nada original, ni único.
Como un vagabundo
sin pertenencias
sin pertenecer a nada
y con la miseria por delante.
Como una aguja en un “agujar”;
como la mediocridad en medio
de más mediocridad;
como el mar en la sal.
Con la única pertenencia de sí misma,
con la agonía por diferencia,
con la melancolía en las venas y
la falta de creatividad embarrando
estás palabras.
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