Este mundo está vacío, es un desierto, un cementerio que muestra las heridas de batallas perdidas. El sol amanece y quema hasta marchitar los pocos rastros de vida. Ni hojas verdes, ni gotas de lluvia suavizan el polvo seco o las rocas hirvientes. El silencio que provoca el aire caliente no deja espacio para suspiros de esperanza. Maldita tierra venenosa, que ha desgraciado a todo ser viviente, que ha dejado en amarga agonía las almas vacías.