En la noche, el sol brilló agonizante. Algunos salieron al jardín de sus casas a ver qué estaba pasando con el sol, porque, aunque no se escuchó ningún estallido, se pudo ver desde la tierra cómo este explotaba en grandes llamaradas y se caí a pedazos flameantes. Los que mirábamos estábamos atónitos y no supimos si era el fin del mundo o un sueño basado en una película.