La oscuridad solo permitía ver sombras, pero esa noche, la luz era más tenue. No era medianoche, pero estaban a punto de sonar las campanas de la Iglesia. No había cementerio pero los vivos no eran de fiar. Tampoco habían siluetas misteriosas bajo capas oscuras y sombreros de copa, pero los rostros de todos se veían pálidos y huesudos.
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