Un domingo y me quedé esperando

Me plantaron. Es gracioso, pero esta sería la segunda vez que escribiré de cuando me dejarón plantada, quizá ya no me salga una historia romántica de esta (en un librillo que publicó Strombus escribí un cuento que lleva por título “Me dejaron plantada, otra vez”).

Pues comenzó muy bien el dominguito: salí a correr muy rico, como solía hacerlo cuando estaba en el defecito. Ahora de regreso volví hacerlo y me sentí genial. Bueno, después de un desayuno rico -con juguito y toda la cosa- me bañé y perfumé, hasta me tomé el tiempo para maquillarme. La verdad es que quedé hermosa, al menos eso quiero pensar, ok?

Yo estaba segura que el chico ya venía pa mi casa, pero no pude comunicarme con él porque mi cel estaba sin batería y tardó en cargar. Cuando por fin estaba lista, el cel decidió encender y entonces vi los mensajes de mil disculpas “no podré ir“.
Los motivos no los escribiré, no les interesan (quizá tampoco esta historia pero pa que siguen leyendo, no se crean).

Me he dado una enojada. Se me cayó la cara, la ropa, el maquillaje y el techo encima. Me sentí chiquita. Si te han dejado plantado y vestido y alborortado podrás entender el sentimiento tan desagradable.

Todo el día estuve de mal humor. Ahora que estoy de regreso tendré que hacer nuevos amigos, así que no tenía ni a quien llamarle pa salir y olvidarme del asunto. Mi único recurso fue salir con mis padres. Los amo y todo pero son mis padres, no mis amigos. Ni siquiera mis hermanos porque ellos tienen vidas aparte de la fam, y así debe ser. Y bueno, ya estoy de regreso y si no hubiera sido por mis dos jefes que son bien chidos este día hubiera sido del asco. ¿Qué tal estuvo tu domingo?