10 de noviembre de 2009

D. F., lindo y querido

He intentado pensar que esto es pasajero, que pronto vendrán mis días de rutina amada, porque lo que más extraño es mi rutina. Extraño hacer ejercicio todas las noches. Ir al spinnig, o salir a correr. Sentir el aire fresco golpear mi cara en el Rodríguez. Comer un plato enorme de frutas para el desayuno, los sadwiches ultra mega nutritivos con pan de granos y rebanadas grandes, y el té de todos los días y la ensalada deliciosa de Coyoacán después de trabajar.

Todos esos deseos de ser vegetariana y llevar una vida sana se han desvanecido. Sin tiempo o un lugar agradable para hacer ejercicio, sin lugares con ensaladas o comida orgánica (parece que no ha llegado la moda verde a Medellín), no más salidas a comprar ropa nueva, ni Starbucks, ni pelis de la cineteca o salidas a La Condesa, no más desayunos mega nutritivos ni Velódromo Hermanos Rodriguez, ni música jazz, ni las visitas a la Vasconcelos o Gandhi, El Sótano o Coyo, no más Once TV, ni La Dichosa Palabra.

Cuándo regresarán las noches de palomitas caseras y Dr. House. Los martes de Blockbuster, y los esquites con chipotle, las tardes del domingo frente a la puesta de sol, las tortas de tamal, las charlas de sobre mesa, los sábados con los chicos de la iglesia y nuestras salidas al cine los sábados por la noche. Las tardes de sábado en el sillón de casa escuchándo a Chucho.

2 comentarios:

bertobox dijo...

oh great, now that makes me miss my dear city too! :) love the descriptions mer! xoxo

Anónimo dijo...

Qué bello!!! no había leído lo último que habías escrito... Baby... mínimo el ejercicio busca como, anima y hace mucho bien :) las súper salads tendrán que esperar. Te quiero!