12 de marzo de 2009

Esto se llama: XI

Quiero compartir con ustedes lo que escribí hace muchos días atrás, solamente porque es algo muy positivo y casi nunca escribo así. Disfrútenlo.

Es medianoche. Sábado. Principios del mes de febrero. A una semana de San Valentín. Mi cama es cálida. Afuera está fresco. La luna debe estar en el cielo, alumbrando los árboles, los jardines y edificios. Las estrellas deben estar admirando la oscuridad de la noche. El viento pasea por los corredores vacíos y solitarios.
Mi cama está cómoda; disfruta del sonido de los árboles jugando con el aire; de las persianas que ríen cuando las acaricia el viento de la noche tibia. Mis oídos se deleitan con el dulce canto del viento que rosa el cuerpo del pasto, del suelo, de las ramas, de las flores y de todo lo que está a su paso.
Quisiera ser viento para atravesar las paredes. Quisiera ser viento para volar sobre la tierra. Quisiera ser viento para viajar fresca entre los jardines, para crear música a mi antojo y disfrutar la libertad de ser viento. Viento feliz. Aire juguetón. Invisibilidad audible. Una sonrisa que sale corriendo, saltando alegre por el mundo. Sin más preocupación que ser solamente viento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

LO AMÉ!! es precioso... me llevaste a volar... como los sonidos del viento de August Rush... como el sonido del viento que se escuchaba en chipinque en el retiro. Gracias Corazón. Te amou!

Israel Calderón dijo...

Que chido ser libre y o preocuparse

Zaraí dijo...

Viento feliz, aire jugetón. i like it.

Grace dijo...

yoooo volaaaar quieor volaaaar jijijiji sii que bueno que lo digitalisaste jejejeje muak! muy lindooo :D