4 de mayo de 2011

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Resultó que Dios fue benigno y me regaló la oportunidad de conocerte. Nos reunimos con el pretexto encubierto. No tomé café como lo había planeado pero sí hubo una plática amena e interesante. No sé si los que estaban en las otras mesas o si los meseros percibieron una luz saliendo de nuestros cuerpos, porque la verdad no me detuve a descubrirlo, pero tampoco sentí esa conexión que había soñado. El momento llegó y dudé si sentías esas mariposas en el estómago diciendo que aún no era tiempo, pero si acaso yo las sentí tampoco las dejé andar volando en mi vientre. Solo sé que me quedé con ganas de más.

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