1 de julio de 2011

Luz interior

A veces es innevitable no sentir que la vela con su fuego que ilumina el espíritu se haya apagado. Las ráfagas de viento que azotan el alma tempestivamente, la lluvia que no deja de llover y que moja todo a su paso, han logrado ahogar la luz interior. Fuego para alumbrar, guiar, calentar con tibio calor la fría oscuridad que trae el vivir.

Imagino mi interior. Imagino una banca en medio de una cueva oscura y húmeda. Imagino sobre la banca un vela que lucha por mantenerse encendida. Imagino el fuego que alumbra en la penumbra de mi interior. Imagino la oscuridad después de que esta luz finalmente se ha visto derrotada por mí misma. Imagino que deseo encenderla. Imagino que no puedo.

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