13 de enero de 2009

me voy a casar-2a parte

Del chico del museo no supe su nombre hasta la cuarta cita. Para entonces, lo que sí supe fue que le gustaba leer a Poe, Fuentes, Baudelaire, Eco y otros que ya no merecen la pena escribir. Amaba el cine, estudiaba el último de diseño industrial y se consideraba neólogo, así como su ídolo Ehreberg. Alto, un poco flaco, con la greña un poco larga, barba y medio pandroson, medio fresa. Tenía una sonrisa hermosa y vivía a una hora de mi casa.
Recuerdo que para después de la tercera salida comenzamos a discutir acerca de Dios. Nunca le dije de mi religión, ya sabran que para mí es tema que debe permanecer oculto hasta que encuentre suficientes razones o confianza, lo que suceda primero, para confesar que profeso una religión de la que todavía no me atrevo a gritar. Es cuestión de tiempo, lo sé. Pero fue después de esa charla que supe que no lo volvería a ver. Terminamos de tomar café. Caminamos hacia el carro en silencio y me llevó a la casa y no mencionamos nada más. Me bajé, nos despedimos y terminó. Esa noche no pude dormir tranquilamente.
Pasaron varios días y yo sin saber de la existencia del chico del museo (aún no conocía su nombre). Finalmente me convencí que había sido solamente una historia que debía escribir en el blog. No me enamoré, eso es ridículo. El chico era interesante y divertido y nada más.

Salí de bañarme y mi madre me dijo que mi celular había estado sonando. Fui hasta el aparato y !vaya sorpresa! ¡El chico del museo me había marcado! Me dejó un mensajito en la bandeja de entrada, decía que quería hablar conmigo, que le dijera cuándo podíamos salir de nuevo.

(Continuará en otro post, ya en el anterior dije por qué)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al principio me quedé como Dania. Pensé, nooo, esta vez se la fumó y bonitoo, pero mira las vueltas que da la vida, las casualidades (a veces no tan casualidades) que aparecen en el camino.

A ver si escuchamos campanas sonar muy pronto eh?! :D jejeje lol

Anónimo dijo...

Lizo, crees que ya es seguro?? NOOOO no puedo estar segura hasta que esta ingrata me diga si sí o no es cierto... la historia sigue siendo buena, intrigante y creíble. Mugrosa. OK te regañaré cuando llegues acá (por jugar con mi mente y mis sentimientos de semejante manera) a pesar d todo t amo!