
Todo comenzó con una canción (y es en estos momentos que recordé la película JUNO y que nada tiene que ver con mi comienzo). Recibí en la bandeja de mi
e mail una de esas poéticas pero tristes noticias de mi amigo. No es que quiera confesárles que es lo que a él le sucede, porque este
blog habla de mí (aunque suene egoísta). Bueno, me encuentro en el país de la “falsedad“. Es que, y aunque a mi prima le moleste o esté en desacuerdo, este lugar (USA) parece irreal. Todo me es falso: el sabor de la comida, las tiendas, la ropa, las calles, la gente, las güeras, las gordas, los hombres, los piercings, el aire parece salir de una máquina. Estas manzanas que están en la mesa y que se ven apetitosas son tan irreales y falsas como las casas que parecen de juguete.
La vida aquí me parece irremediablemente un guión de televisión, como en un TRUMAN SHOW.
Una vez más, la tarde se ha convertido en melancolía. Nada de esto me vuelve a la vida. Al contrario, es como si viviera en un eterno sueño. Todo se encuentra en un continuo efecto
blur. Y la canción de Cold Play ambienta la escena de dos semanas en el “otro lado“, donde el “sueño americano“ se vuelve en eso, un sueño.